
¡... fotógrafos! Y en primavera se producen a veces concentraciones altamente contaminantes que pueden resultar perjudiciales para la salud. Habrá que tomar medidas-
En su día tuvimos que explicarle a la generación de nuestros padres que la España que nos habían fabricado era una mierda. Durante años creímos haber mejorado la cosa, pero al final del viaje comprobamos que, por otros caminos, por otros motivos, tampoco hemos acertado demasiado y que las cosas se nos desmoronan entre las manos. Así que los jóvenes han tenido que salir a la calle a pedirnos, de momento más o menos educadamente, que les dejemos tomar el relevo, que ya hemos metido bastante la pata. Pero ahí está esa niña del dedito en la boca: algún día tendrá que hacerles la misma petición a los bailarines. Si no, al tiempo.
Vecinos de Barcelona y turistas en general, pasean por la Rambla de las Flores y toman traqnuilamente el solecito, sin percatarse de que entre ellos están los Tres carrozas, monstruos de la fotografía contemporánea (o no tan contemporanea, a lo mejor), haciendo crecer su obra. Ellos se le perdieron.
Ayer estuve en la concentración de la Plaza Mª Agustina en Castellón y rejuvenecí cuarenta años, aaunque os he de confesar que estuve ojo avizor, por si aparecían los grises. Críticas políticas aparte (que no es momento), este país no volverá a ser el mismo. Se les hará caso o no, pero, como ellos dicen, las plazas siempre estarán ahí. Al sistema le ha salido un grano.

En la linea de fotografía callejera de Pepe Sanchez, subo esta de la vía pública de Castellón, en la que, como en las procesiones, está representados el clero y la sociedad civil. La abuelita con sus dos nietas (una más formalita; la otra, dando saltitos) y el mósen, hecho un pincel con su clerygman, reflexionando en su paseo urbano, escondido detrás de sus gafas de sol. A lo mejor, y vistas como están las cosas, va dándole vueltas a lo oportuno de su profesión: "¿Mira que si al final de la corrida, resulta que Dios no existe?. A la derecha de la foto, ese ejemplar atípico de la arquitectura castellonense que es el Bar Urbano.
No estar sujeto a la disciplina de escuelas o grupos que se empeñan en coartar libertades elementales como la de tomar aquellas imágenes que nos pasen por los....(píiiiiiiip) en nuestro deambular por campos, barrios, calles o boulevares, hace que me atreva a meterme en peligrosos temas como el de fotografiar a mansos gatitos, perritos y otras faunas de nuestra selva urbana. En este caso, paseaba por los caminos de una zona payesa de la ciudad de Ibiza y me encontré con este ejemplar que me miraba con ternura, pidiendome que le hiziera un retrato. ¿Quien me negará que me posó con una fotogenía que para sí quisieran muchos humanoides? No me pude resistir, ni pido disculpas por ello, me gustó lo que veía y como tenía un día tonto, disparé. No hay más, y no me arrepiento.
Amadisimos hermanos: además del blog, ya está activa la web de Vivian Maier, con una docena de portfolios y varios centenares de espléndidas fotografías. ¡Nos os la perdais!
Para ello, nada como un paisaje de playa tomado en uno de mis paseos vespertinos de jubileta, en la que no se esconde ningún mensaje, ni pretendo reflejar otra cosa que la tranquilidad interior que transmite wl final de la tarde frente al mar. Ya lo dijo Ramón Massats: "no hay cosa peor que tener que leer dos folios para entender una mala foto". Aquí la foto será mala, pero, por lo menos, no hay nada que leer.

Fotografia documental en la que quiero reflejar sensaciones estética generadas por espacios que han estado ocupados por el hombre, y su rápida destrucción a partir de su abandono. La huella del hombre en una especie de arqueología de lo reciente, que intenta descubrir su presencia latente aunque sea físicamente invisible.
Saliendome un poco del tema estetico-fotográfico que nos viene ocupando en las ultimas fechas, y subiendome al carro de la actualidad, pido vuestra atención sobre la foto del que se supone va a ser el sucesor del difunto Osama Bin Laden. Los expertos dicen que puede llegar a ser mucho más peligroso que el occiso en cuestión, pero observad que bajo las barbas y el turbante quien se oculta en realidad es Antonio Ozores, persona encantadora por otra parte. O sea, que los inflamados discursos que esta gente ofrece habitualmente a la menor ocasión, seguro que a partir de ahora acaban con la frase ¡No hija. nooo!
