domingo, 20 de febrero de 2011

Un llanto por el Cabanyal


Uno no encuentra una respuesta racional ante el salvaje atropello que está sufriendo ese barrio que en manos de otras administraciones, hubiera podido convertirse en un emporio de riqueza turística.
Parece que ahora con la afortunada crisis de la construcción (un millón de pisos sin vender), las espectátivas de especulación han desaparecido y con ella las prisas del consistorio (con minúscula) valenciano por completar aquella salvajada de no se qué estúpida prolongación.
Observad las franjas marrones con las que el consistorio (con minúscula) ha intentado tapar sus verguenzas.

2 comentarios:

  1. Pepe, recuerda lo que te decía el otro día: piensa siempre lo peor de los consistorios (en minúscula), que ellos nunca te defraudarán. Doña Rita (que volverá a ser elegida arrasando) tomó en su momento partido por las inmobiliarias y para esta gente no es problema acabar con un pueblo y la vida de la gente que vive en él. Sobre todo si hay tontos que, desde los balcones de unos pisos de mierda que ya se imaginan revalorizadon, apoyan la prolongación de Blasco Ibañez.

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  2. Pero allí y aquí volverán a arrasar. A veces me pregunto si es que los ciudadanos están todos ciegos. Quizá es por eso que en el país de los ciegos........es el rey.

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