Un editorial con el que estoy completamente de acuerdo. Creo que nos va a dar para profundos comentarios.
La revista Reponse Photo es la más vendida en Francia. Traducción libre de este carroza.
COMPRENDER LA FOTOGRAFIA
Traducción del editorial de la revista Reponses Photo, Hors serie nº 5
Escrito por Jean-Christophe Béchet
¿Entonces, te ha gustado?. ¡La pregunta tiene trampa¡. Es la que se repite en cada exposición, festival o a concurso. La pregunta que tememos todos, la que nos obliga a evacuar en segundos, con decisión, una respuesta.. Cualquiera que sea el argumentario explicado a continuación, es la respuesta a la pregunta inicial la que es importante. Y todo se encadena: “Ah bueno, no entiendo como no te ha gustado” o “¿Cómo puede no gustarte?”. Seamos fotógrafos, críticos, periodistas o simples apasionados de las fotografías, es preciso, un dia u otro, decir porqué nos ha gustado o no esta o aquella obra y, por descontado dar a continuación algunos argumentos explicativos. Por eso, no hay más solución que intentar comprender que se esconde detrás de una foto. La simple emoción estética, el “no sé si me gusta o no” ya no es suficiente. El análisis racionalista ya no basta. Sólo algunos nostálgicos se empeñan todavía en la calidad de la luz, la extensa gama de contrastes o la eficacia de una profundidad de campo para juzgar una obra. Una buena foto ya no es un instante decisivo,. Ahora no tiene porqué estar necesariamente bien compuesta. Puede ignorar abiertamente la regla de los tercios, burlarse sin riesgo de las reglas comúnmente admitidas del “contar algo”. Eso no quiere decir que ignorando todas las reglas se hagan mejores imágenes. No, muy al contrario. Una gran parte de la papilla visual que nos abruma hoy día prueba que esos principios no están en absoluto caducados. Pero, es indiscutible que si entramos en los dominios del arte contemporáneo, la fotografía no es ya lo que era. De repente no se la puede comprender con las normas del pasado.
Concepto y compromiso
Hoy día, en los ambientes artísticos la pregunta es: “¿De qué nos habla el artista? “¿Que nos tiene que decir?”. El quid de la cuestión está en el concepto o, al menos, en el compromiso. Un compromiso que no debe ser militante (se acabó la época de la foto con mensaje…) sin que el artista deje de ser políticamente activo. El camino para intervenir es cada vez más estrecho: ni poesía, ni propaganda, sólo un posicionamiento teórico (mejor una interrogación) sobre la sociedad y el lugar del hombre en un entorno que va cambiando.
La época de los fotógrafos paseantes, los que husmean en el tiempo, parecen decirnos adiós.. La paradoja se nos presenta de repente: se ensalza a los Doisneau, Ronis, Cartier-Bresson, Kertésez, Brassai… ( a veces de forma un poco excesiva) olvidando que sus aportaciones fotográficas pertenecen definitivamente a otro siglo. Su éxito (ver los precios de venta de esos fotógrafos llamados “humanistas”), su estilo, esta anclado en el pasado. Todos sus hijos espirituales no pueden ser más que simples copistas pasados de moda. Para ciertos críticos, en el espacio fotográfico salido del reportaje y de la foto de calle, ya no hay nada que crear, “nada que decir” Queda, naturalmente, el fotorreportaje puro dedicado a la actualidad, a la prensa, y al registro de los acontecimientos que marcan la actualidad. Pero en la observación del mundo, en la aproximación subjetiva y poética de su ciudad, de su pueblo o de sus contemporáneos, los que deciden quién si y quién no, y las personas u organismos que otorgan ayudas a la creación, no los tienen entre sus favoritos.
Pero seguro que volverá el tiempo, gracias a los vaivenes que da el arte, en que estaremos hartos de puestas en escena forzadas, de retoques en el ordenador y de poses grandilocuentes, en ese instante, el precioso pequeño formato y las imágenes poéticas volverán a atraer de nuevo todas las miradas.
Mientras esperamos, la foto vive en 2010 al ritmo del arte oficial con sus vanguardias y sus pesadas tendencias. Imposible escapar de todo eso. A los que se proclaman estar fuera de los efectos de la moda les falta lucidez. Cada artista se inspira forzosamente en otros creadores, mirando de un lado a los que tienen talento y del otro a los que tienen éxito.
¡Es preciso ser el primero!
La época actual coloca también en primer plano el principio de originalidad. El artista que quiera ser reconocido debe ser el primero en tratar un asunto o en adoptar un estilo. Tantas cosas se han ensayado, explorado, construido, reconstruido, que hoy día esta carrera a lo inédito parece un poco vana y ficticia. Por tanto este asunto se convierte en uno de los valores supremos de hoy día: como en el deporte, el mejor es el primero. De repente, lo importante no es el talento “visual” de un fotógrafo, es su aproximación intelectual a lo retratado. ¡Que importa la calidad intrínseca de una imagen si el propósito que hay detrás se presta a multitud de análisis y de discusiónes!.
Entre la razón y la emoción.
A nosotros nos gusta que los discursos y los conceptos fotográficos se basen en una obra visual brillante.. Las obras de Brassai, Frank, Friedlander, Winogrand, Cratier-Bresson, Evans, Brant, Giacomelli, Moriyama…suscitan muchos y profundos análisis. Y además la obra está ahí, indiscutible, apreciable, sin mediador ni intermediario que tenga que explicar nada. Nos gusta y nos emociona por sí misma. Si buscamos un documento sobre el habitat de los suburbios, un buen estudio sociológico será siempre superior a un trabajo fotográfico.
Por el contrario, si un trabajo nos intriga, nos toca, nos emociona, dejaremos todo ese compromiso en un segundo plano. ¡Que importa que ese fotógrafo no tenga nada que decir si sus imágenes “nos hablan”!. ¡Que importa que no sea el primero en aventurarse por caminos ya descubiertos, si ese descubridor se inspiró a su vez en alguno de los pioneros!
En definitiva creemos que sólo el desarrollo de una cultura fotográfica específica permitirá navegar entre esas dos orillas, la emoción y la razón. Es preciso dejar de comparar la foto con las otras artes y tener en cuenta su especificidad para comprenderla. Son numerosos los puentes que existen con las otras prácticas artísticas, pero esos puentes pueden también nos llevan hacia la literatura, la música o la poesía y no sólo hacia la pintura. No es el mercado del arte el que debe definir el campo fotográfico, sino los fotógrafos ellos mismos.