Era delgada y morena,
era de cintura fina
y era más cursi que un guante
la señorita Adelina.
Y como ver pasar trenes, era toda su pasión
en el pueblo la llamaban La niña de la estación
en el pueblo la llamaban La niña de la estación
El verso en cuestión no viene a cuento, pero a esta niña la fotografié junto a la estación, Pues eso, una cosa lleva a la otra.
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