"Esas pequeñas cosas... que su marido no puede, no sabe o no quiere hacer... yo se lo soluciono". Tiene su aquel de sarcasmo, pero como ya nos avisan de que la cosa no tiene remedio (hace un año nos prometieron tres millones y medio de puestos de trabajo) la gente se ha liado la manta a la cabeza y están dispuestos a cualquier cosa con tal de llegar a fin de mes. ¡Váyase, don Mariano!
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