Cuando un ayuntamiento tiene entre sus manos una especie de trolebús que no sirve para nada, tiene dos opciones: olvidarse y reconocer que se ha equivocado, o mantenella y no enmendalla. Seguir adelante, gastarse cien millones de euros (ojo, 16.000.000.000 de las antiguas pesetas) y destrozar una ciudad que ya no iba más allá. ¡Que se jodan!, que decía aquella chica de buena familia.
Que bueno eres, Fernando: 'chica de buena familia'.
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