Desde hace unos años voy fotografiando paisajes en los que, aunque sin aparecer figuras humanas, se nota la presencia del hombre, bien por el deterioro que provoca en la naturaleza o por cualquier otra manifestación de su presencia.
En este caso me llamó la atención el arbol y sobre todo el arco protector que parece cobijarlo. A veces un simple avión provoca el milagro.
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