Una escena que abunda demasiado en todas nuestras ciudades y pueblos levantinos. Ni siquiera se han preocupado de retirar las gruas, signo de la desverguenza y de la especulación y motivo del descalabro de tanta institución finánciera dirigida por esas personas, líderes de la ineficacia profesional, que inexplicablemente siguen en sus puestos sin que hayan dado explicaciones a nadie. Bueno, paro porque me pierdo.
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