Don José, ya veo que, pese a tu nueva categoría de “fulfreim” sigues utilizando fotos de épocas anteriores, tomadas, I suposse, desde la muy productiva, fotográficamente hablando, ventana del despacho. Y tú te preguntarás… ¿y este como sabe que esa foto no es “fulfreim”? Pues porque más sabe el diablo por viejo que por diablo y analizando la fachada de la Llotja del Cánem (en mi época Casa Nebot) veo muy reconocibles los desconchones de la discordia, que tanta polémica levantaron en su época. Recuerdo que los propietarios del edificio querían que lo comprara el Ayuntamiento, así que decidieron dejar que cayera por su propio peso, a ver si los poderes públicos se animaban a evitarlo. En esa estábamos, cuando un aciago día comenzaron a caer cascotes a la Plaza de la Hierba, con tan mala fortuna que hacía pocos días que Antonio Tirado había nombrado Jefe de Bomberos al ínclito y entrañable Juan José Beltrán Turch, que incendiado de sentido del deber y dispuesto a que ni uno solo de sus conciudadanos resultara lesionada por los antedichos cascotes, se plantó allí con un coche y una dotación de bomberos y procedieron a picar todo lo que consideraron peligroso. Pero, ¡ay!, no pararon mientes en que lo que destruían eran los murales del pintor Oliet, insigne morellano, que adornaban la fachada del edificio, con lo que al día siguiente la oposición municipal le dio al progresista alcalde hasta en el carnet de identidad. Así se perdió esa parte del patrimonio artístico de Castellón, que tuvo que ser reproducida casi desde cero cuando la UJI compró y restauró el edificio. Y van... Y conste que todo esto te lo cuento de primera mano, porque en tan glorioso día yo estaba en el Centro de Calculo de la entonces Caja de Ahorros de Castellón y tuve el privilegio de presenciar la destrucción al mismo nivel que los bomberos derribadores y a cuatro o cinco metros de distancia, al otro lado de la calle Caballeros.
Fernándo, eres un dechado de sabiduria, me asombras, me abrumas y al mismo tiempo me preocupas porque no es posible que tanto pueda caber en un pequeño cerebro (lo de pequeño es por el tamaño standar del cerebro, por nada más).
Efectivamente esta tomada desde la ventana que citas. Un abrazo
Don José, ya veo que, pese a tu nueva categoría de “fulfreim” sigues utilizando fotos de épocas anteriores, tomadas, I suposse, desde la muy productiva, fotográficamente hablando, ventana del despacho. Y tú te preguntarás… ¿y este como sabe que esa foto no es “fulfreim”? Pues porque más sabe el diablo por viejo que por diablo y analizando la fachada de la Llotja del Cánem (en mi época Casa Nebot) veo muy reconocibles los desconchones de la discordia, que tanta polémica levantaron en su época. Recuerdo que los propietarios del edificio querían que lo comprara el Ayuntamiento, así que decidieron dejar que cayera por su propio peso, a ver si los poderes públicos se animaban a evitarlo. En esa estábamos, cuando un aciago día comenzaron a caer cascotes a la Plaza de la Hierba, con tan mala fortuna que hacía pocos días que Antonio Tirado había nombrado Jefe de Bomberos al ínclito y entrañable Juan José Beltrán Turch, que incendiado de sentido del deber y dispuesto a que ni uno solo de sus conciudadanos resultara lesionada por los antedichos cascotes, se plantó allí con un coche y una dotación de bomberos y procedieron a picar todo lo que consideraron peligroso. Pero, ¡ay!, no pararon mientes en que lo que destruían eran los murales del pintor Oliet, insigne morellano, que adornaban la fachada del edificio, con lo que al día siguiente la oposición municipal le dio al progresista alcalde hasta en el carnet de identidad. Así se perdió esa parte del patrimonio artístico de Castellón, que tuvo que ser reproducida casi desde cero cuando la UJI compró y restauró el edificio. Y van...
ResponderEliminarY conste que todo esto te lo cuento de primera mano, porque en tan glorioso día yo estaba en el Centro de Calculo de la entonces Caja de Ahorros de Castellón y tuve el privilegio de presenciar la destrucción al mismo nivel que los bomberos derribadores y a cuatro o cinco metros de distancia, al otro lado de la calle Caballeros.
Fernándo, eres un dechado de sabiduria, me asombras, me abrumas y al mismo tiempo me preocupas porque no es posible que tanto pueda caber en un pequeño cerebro (lo de pequeño es por el tamaño standar del cerebro, por nada más).
ResponderEliminarEfectivamente esta tomada desde la ventana que citas.
Un abrazo
Sherlock Holmes a mi lado era un ATS, Watson
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